Si bien los gustos personales son fundamentales a la hora de elegir un departamento, en Houser seleccionamos algunas virtudes que consideramos importantes compartir (seguramente pueden sumarse muchas más)
Luz natural, siempre.
Siempre mencionamos la luz natural como elemento fundamental. Es que la luz tiene efectos directos sobre el gasto energético pero también tiene efectos sobre el estado de animo. Un departamento luminoso favorece la sensación de energía y las interacciones humanas en diferentes horarios: un desayuno con rayos de sol entrando por un gran ventanal, un encuentro con compañeros para estudiar, un buen libro en el sillón preferido.
Movete libremente.
Un departamento debe contemplar las nuevas formas de trabajo. Cada día más empresas implementan work-home, sumado a la gran cantidad de profesionales independientes que conforman la nueva generación nómade-digital, los espacios deben ser adaptables y flexibles. Permitiendo diversos usos, comodidad y conectividad.
Integrado y estético.
Un edificio bien diseñado se integra sin dificultades con sus vecinos. El edificio no es objeto aislado. Se relaciona con su entorno próximo y con la ciudad que lo enmarca. Un buen diseño arquitectónico estudia estos enfoques para crear el mínimo impacto el mayor bienestar funcional y estético para el lugar.
Estamos en 10.
Por último, la ubicación es fundamental. Un edificio bien ubicado nos conecta rápidamente con el resto de la ciudad, siempre es más seguro y tiene un mayor valor de reventa.
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